En 1954 ingresó a la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso, donde permaneció dos años, para luego dirigir sus pasos a la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar. Bajo el alero de Raúl Valdivieso, hizo de la escultura su medio artístico. Entre 1964 y 1968 fue Secretario ejecutivo del Museo de Arte Contemporáneo, asumiendo luego como Director, cargo desde el cual marcó la actividad cultural con la muestra "De Cézanne a Miró" y la Bienal de Grabado que impulsó. Más Información Museo Nacional de Bellas Artes En 1971 realizó clases de escultura en la Escuela de Artes de la Universidad Católica y al año siguiente, de paisajismo, en la Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad de Chile. Desde 1973 y por diez años, residió en España, donde comenzó a desarrollar el ámbito del espacio público con obras empalzadas en Tenerife, Islas Canarias. Ya de regreso en Chile, y hacia 1989, asume como uno de los miembros del directorio de la Organización de Escultores. Luego la agrupación cambiaría en 1995 a Sociedad de Escultores de Chile, siendo también designado Assler como su director Diccionario Biográfico de Chile ed. XIII p. 101. Federico Assler: La creación en negativo (Por Marta Inostroza) Después de 11 años Assler vuelve a exponer en Santiago. El espacioso galpón de Matucana 100 albergará hasta el 14 de noviembre sus enormes figuras en poliuretano que tienen su símil de hormigón en algún lugar de Chile. Sí, porque el hormigón se ha transformado en la materia de su creación en los últimos 30 años, convirtiéndolo en uno de los pocos escultores que utiliza este elemento. De su andar inicial por la pintura, pasando luego por la escultura en madera prensada hasta llegar al hormigón ("materia plena de goce y sufrimiento") y de su particular visión de la escultura frente al hombre, nos habla en medio de sus gigantescas figuras. Dos enormes y blancas figuras salen a nuestro encuentro al momento de traspasar la entrada del galpón principal de Matucana 100. Parecen dos silenciosos vigilantes que guardan los secretos de la obra de Federico Assler. Ellos son la otra cara de una sola y gran escultura Ferrum y Flora , situada en la explanada cultural de Río Bío-Bío en Concepción. Frente a ellas uno se siente empequeñecida, disminuida físicamente, pero al mismo tiempo hay una atracción magnética que nos lleva a recorrerlas lentamente con la mirada, tocar y seguir sus irregularidades, pasar a través de ellas, sintiendo en ese instante su enorme y cercana presencia. Al conversar luego con Assler, se entiende que allí está uno de los objetivos centrales de su obra escultórica: hacer que ella vaya al encuentro del hombre. Que no sea un elemento estático bajo la luz incambiable de un salón de Museo sino que se transforme en parte indivisible del entorno, del mismo que se transita cada día. Que sea el paso del tiempo o la diversidad de las horas que vayan cambiando su aspecto para que nunca sea la misma. Es todo ese proceso el que Federico Assler (joven y ágil a sus 75 años), muestra en Matucana 100. Allí en estas copias gigantes, o en las pequeñas esculturas, en los dibujos, croquis y fotografías de todo el proceso de creación, el artista nacional (Premio Altazor 2004) va revelando los misterios que encierra el hormigón y que él tan íntimamente conoce cuando allá por los años 70 descubrió que ésa era la materia que andaba buscando. Antes tuvo que pasar por la pintura, que abandonó cuando se dio cuenta que las limitaciones de su formato restringían también su creación. De allí pasó a la madera aglomerada que dejó luego al descubrir que ella no servía para sus esculturas al exterior ni permitía que tuvieran las dimensiones que deseaba darle. En esta búsqueda llegó al hormigón y de allí no ha escapado. ¿Hay una idea que cruza toda esta exposición? Fundamentalmente es mostrar mi obra que es muy personal. Yo trabajo en forma totalmente diferente a los escultores, trabajo desde el negativo. Generalmente un escultor trabaja el positivo, sea la piedra, madera o el acero. En cambio, todo lo que está aquí en Matucana salió del interior de un bloque. Vale decir parto a la inversa. Tomo un bloque y luego lo trabajo desde adentro como una forma de introducirme en él. Luego en este bloque, con madera en forma lateral y enfierradura, se vierte el hormigón y se ordena la masa. Después se destruye el molde y aparece la obra por primera vez. Es un proceso de construcción bastante largo. ¿O sea que de alguna manera el negativo es más importante que el positivo? Claro, porque es lo que da forma al positivo y es, además, donde está inserta mi creación. Incluso se podría decir que es el vientre que va a conformar la obra definitiva. Yo vierto hormigón en el interior. Una masa constituida por cemento, gravilla, arena, muchos aditivos que están destinados a facilitar su movimiento. Trabajo el opuesto, la superficie que va a dar forma a la masa de hormigón. En cambio un Pancho Gazitúa por ejemplo, trabaja el positivo: trabaja la piedra, la madera u organiza una pieza escultórica con fierro que lo va cortando, que lo va modelando, soldando o sencillamente lo va uniendo en uniones sin soldar. ¿Que le atrajo usar el hormigón como materia? La posibilidad de hacer una obra de un tamaño que no podía hacerse de otra manera. Yo he buscado siempre que la obra escultórica vaya al encuentro del hombre, así ha sido desde que dejé la pintura. Mis cuadros últimos eran muy grandes. Incluso quise hacer un cuadro en que una persona pudiese entrar en su interior. O sea hacer con un cuadro una habitación que diera la sensación de estar rodeado por una pintura. Allí me di cuenta que era otra cosa lo que estaba buscando. Pasé entonces a la escultura y en ello he querido siempre que la obra vaya al encuentro del hombre, incorporada a la arquitectura, que sea más que una obra permanente dentro de un museo. Porque una obra en el exterior esta siempre cambiando. Está recibiendo la luz de determinada manera. En un día de lluvia es otra obra, en la noche en la mañana o con cada estación, siempre está cambiando. No sucede lo mismo en un museo, con una luz fija, allí siempre va a ser la misma, tiene menos vida para mí. LA INTEGRACION AL HOMBRE ¿Cuán importante es la construcción en sí misma para llegar a la obra? Importantísima. Hay todo un proceso, un largo proceso. Primero, una etapa inicial en la que dibujo una idea. Después viene el momento de dimensionar. Generalmente quiero que mis obras estén a escala del hombre, del ser humano. Para mí una obra es para el hombre. Mi sueño es que el hombre, así como la pueda mirar, pueda incluso entrar a su interior, a su núcleo central, sentir la pieza en su interior. ¿Como ha ido viviendo los procesos de encuentro con las distintas formas de su creación? Sin duda ha sido un proceso de desarrollo y búsqueda. Desde los años 70 que estoy trabajando con el hormigón y a través de ese tiempo he sufrido y gozado con esta materia. He ido descubriéndola. Además, siempre he estado en contacto con ingenieros, amigos, gente especializada en la industria del cemento, para saber, conocer íntimamente esa materia, ese material que lo transformo en una materia propia. Le doy mi sello. Creo que es un material extraordinario que me permite hacer una obra de un determinado tamaño y que puede permanecer en el exterior. Desgraciadamente hay mucho graffiti que invade con pintura las obras y las transforma y las destruye. Y eso me importa, porque uno ha hecho todo un esfuerzo por una obra. Hay una mezcla de incomprensión, de no respeto y de agresividad. Para usted hay tres elementos que son importantes para su obra total: entorno, escultura, espectador. Entiendo que mi afán muchas veces ha sido incorporar una obra en la calle en la vía pública, que una persona que pase diga "¿y esto qué diablo es?". Eso para mí sería el sumum. Porque aquí en Matucana, que es un lugar de arte, de exposición, todo cabe, pero en la calle, en un paseo una obra que emerge y que no es directamente un acontecimiento conocido, va y molesta. ¿Dónde hacerlo en Santiago? Muchas veces he pensado y tengo un proyecto, el mismo proyecto del muro rojo. Estoy tratando que se haga en un parque donde se está haciendo la Municipalidad de Vitacura, el Parque Centenario lo llaman ahora. Hay otro proyecto que yo quisiera realizar. Lo tengo desde hace varios años y es un homenaje a Nemesio Antúnez. En el fondo sería una obra en la vía publica que yo la llamo la triple columna. Quisiera hacerla al lado del Museo Nacional de Bellas Artes. Ese es otro de mis sueños, pero hay varios otros. Por ejemplo, deseo hacer una de mis obras en el norte, en el desierto. Sería una pieza de unos 15 a 20 metros de altura, que se podría ver desde cierta distancia y que la gente se preguntase ¿y eso qué diablo es? Una obra que emerja del suelo. También quiero algún día hacer una obra en que una persona pueda realmente entrar en su interior, para estar, para meditar dentro. Posiblemente se acerque a lo que es el templo. El templo donde la persona va a meditar, a orar. Este sería un templo para todos. EL HOMBRE QUE CAMINA Sus obras, muchas de ellas, emergen de la tierra... Sí, eso sucede con la mayor parte de ellas: emergen, y se desarrollan en lo vertical. Para mí es la señal del hombre, el hombre que camina. También el falo, lo erótico. Eso me interesa mucho. Para mí lo horizontal es lo femenino, es la tierra, es la fertilidad. Ambas cosas me interesan muy fuertemente. Esa pieza grande que está en Concepción son los dos elementos, lo femenino y el elemento fálico del hombre. Desde su formación inicial como arquitecto ¿como mira esta ciudad de Santiago que ha sido tan intervenida desde el punto de vista arquitectónico? La encuentro una ciudad con pocos lugares verdaderamente humanos, de encuentro. Muy dispersa, agresiva. Encuentro que es una ciudad separatista, además. Es decir, están los barrios importantes y los otros. En cambio otras ciudades en Europa, París mismo, la gente convive, a veces en diferentes pisos, pero hay una convivencia. Acá hay una separación: allá están las poblaciones y acá los de mejor ingreso, Eso si se pudiera algún día unificar y lograr una mayor convivencia entre todas las personas que viven en la ciudad, sería maravilloso. ¿No siente que está malamente invadida? Bueno, mala arquitectura hay. Yo realicé un homenaje al Río Mapocho cuando hice esas esculturas para el Parque de las Esculturas y claro, me sacaron el homenaje al río que había hecho, cinco elementos que surgieran de un mirar el río. Me lo sacaron sin hacer ninguna consulta. Hace poco tiempo el alcalde Labbé hablaba del respeto y la sensibilidad que tenía la Municipalidad con la obra escultórica de la ciudad. Allí me dije, "éste es el momento" y le mande una carta. Le expliqué que yo había hecho una obra que era completa y que la habían cercenado sin mi autorización. Para mí aquello era como si el día de mañana le sacaran un trozo a un cuadro y después se lo quisieran poner de nuevo. Nunca me consultaron para nada, pudiendo haberlo hecho. Ahora la están instalando en forma pésima, no en el espíritu que tenían, o sea hay poco respeto, poco respeto por la obra que está incorporada en algún lugar determinado. Poco respeto por el entorno también. Muchísimo, de muchos constructores y arquitectos, de no sentir que las obras de alguna manera deben incorporarse y emerger en un espacio determinado. ¿Tiene miedo a que el paso del tiempo destruya sus obras? Yo creo que todo se va destruyendo con el paso del tiempo, no menos en un país sísmico como éste. Para mí, ojalá que una obra mía dure 200 años, y con eso me quedo tranquilo, pero es complicado. El hombre es agresivo y la naturaleza también. Y eso que yo pienso bastante en la cosa sísmica. Tengo esculturas que tienen 20, 25 años y el agua ha ido soltando polvillo, las ha ido carcomiendo. Pero eso les pasa a todos. Nos pasa también a nosotros. Yo tengo 75 años y bueno uno va envejeciendo y va cambiando, pero las obras en el exterior tienen que sufrir eso. Todo desaparece, con el tiempo. No sabemos cuánto tiempo dura el hormigón. Hay hormigón hecho por los romanos, pero no es hormigón armado sino es un hormigón con mucha cal, y ladrillo de esa época. Aparte de esos sueños en Chile, ¿tiene algún sueño que legar a la humanidad? Ojalá uno pudiera con la obra que hace transmitir y generar en otros hombres un deseo de hacer arte, de hacer obra escultórica. Yo no fui a la escuela, fui muy poco tiempo a clases de pintura y dibujo. Luego estudié un par de años arquitectura, y luego decidí alejarme porque me di cuenta que lo que yo quería era hacer yo mismo las obras. De hecho los moldes los hago enteros yo. Ojalá pudiera transmitir a otras personas lo mismo que me sucedió cuando vi la obra de Moore en Inglaterra. Todo eso me fue impulsando a hacer algo que emergiese desde el corazón mismo de la tierra. 1949-1952 Viaja y estudia en Europa 1953 Regresa a Chile e ingresa en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso, donde permanece 2 años. 1954 Se incorpora a la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar, donde estudia pintura y dibujo con Hans Soyka. 1963 Participa en la III Bienal de París. 1964 Es nombrado secretario ejecutivo del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile. 1965 Participa en la III Bienal Americano de Arte en Córdova, Argentina. Obtiene el "Premio Gobierno de Córdova". 1966 Diseña los trajes y las escenografías de "El pájaro de fuego" de Strawinsky para el Ballet Nacional de Chile. 1968 Es nombrado Director del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile. 1969 Recibe el "Premio Anual de la Crítica de Chile", por su exposición de Esculturas Blancas en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago. 1972 Se desempeña como profesor de paisajismo en la Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad de Chile. 1973 Participa en la III Bienal de Bara Caldo Bilbao, y en la I Exposición Internacional de Escultura en la calle en Santa Cruz de Tenerife, España. La Biblioteca MNBA autoriza la reproducción total o parcial de los textos publicados en este sitio, siempre que se cite la fuente: Sitio Artistas Plásticos Chilenos, Biblioteca Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago de Chile © Derechos Reservados, Museo Nacional de Bellas Artes. Biblioteca MNBA, Parque Forestal S/N, Teléfono: (56-2) 6327326,