Recuerdos de una nieta María Elisa Vidal Lagos. En uno de sus viajes a Rosario lo Solís (Lituecheconoció, se prendó de Elisa Margarita, una joven muy trabajadora que era la mano derecha de mi bisabuelo Don José Santos, en la dirección y control de los trabajos del campo. Como era profesor primario, se quedó ejerciendo su ministerio como Director en la Escuela Pública de este lugar y el 08 de octubre de 1906, -----------------------------------------o----------------------------------------- Un señor muy serio, lejano, de muy pocas palabras, muy estricto, bajo de estatura, moreno, canoso y de bigotes, como se usaba en esa época, sentado en la galería leyendo el Diario Ilustrado y escuchando una radio que sonaba con mucho ruido y de pronto se le iba la onda. Quizás su aspecto serio y estricto se debía a su rol de profesor y director de la Escuela Pública de Ciruelos que aun conservaba. En una oportunidad nos hizo repaso de lectura y cuando no sabíamos, me parece, nos pegaba con una regla, lo más seguro que esto fue mi imaginación que se exacerbaba por el miedo y respeto que nos inspiraba. Ni pensar en hablar en la mesa, todo era muy ceremonioso, por eso mismo de pronto nos venían ataques de risa que ante su mirada teníamos que reprimir. Sin embargo, con mi hermana chica, Mónica, fue más cercano, más tierno, como al final de sus días estaba enfermo, tenía una dieta muy estricta, le recitaba este versito: poco pan, poca comida y hartas manzanas cocidas, mientras le convidaba de su plato. Mi abuelo como servidor público fue Director de la Escuela Pública de Ciruelos y regidor en la Municipalidad de Pichilemu por el período de 1944 a 1947, además, era un intelectual y artista, le gustaba mucho la música y tocaba algunos instrumentos como el armonio, tenía en su casa una flauta que de vez en cuando tocaba. Cuenta la leyenda que cuando se casó en la Iglesia San Andrés de Cáhuil en Ciruelos, abandonó por un momento el altar para dirigirse al armonio e interpretar y cantar con una hermosa voz, quizás, el Ave María de Schubert. Además, antes de establecerse en Ciruelos, trabajó con un pariente en una joyería y le hizo un par de aritos con un corazón a su novia. Esto nos prueba que también era un romántico. Ahora lo veo como un perfecto representante del padre de familia de fines del siglo XIX y principios del XX.